Una nueva tecnología permite a las personas que han perdido casi por completo la capacidad de mover sus brazos y sus piernas comunicarse a través de los ojos e incluso escribir en cursiva, según señala la publicación Current Biology, de la que se ha hecho eco la plataforma SINC.
El descubrimiento "proporciona una herramienta capaz de utilizar estos suaves movimientos de seguimiento (ocular) como un lápiz para dibujar, escribir o firmar en letra cursiva", afirma el autor principal Jean Lorenceau de la Universidad Pierre y Marie Curie de París.
La tecnología se basa en los cambios de contraste para engañar a los ojos en la percepción del movimiento. Con este objetivo, el equipo de Lorenceau ha creado un dispositivo con una serie de discos distribuidos en una pantalla sobre un fondo gris.
Estos círculos pueden cambiar su contraste a largo del tiempo, de manera que si el ojo está estático, los discos no se mueven, pero si se produce este movimiento del ojo, estos lo reflejan. De esta forma se puede seguir el movimiento del ojo y su velocidad y así poder convertir esta información en las letras y números dibujados.
Los autores creían que los movimientos oculares suaves solo eran posibles de una forma accidental. Sin embargo, el estudio asegura que al ver que la pantalla visual cambia, la gente puede aprender a controlarlos suavemente y a voluntad sin mucha práctica.
"Uno puede imaginar que, a largo plazo, los movimientos oculares podrán ser utilizados de manera rutinaria en la interacción hombre-máquina", señala el autor, quien trabaja en estos momentos en una versión mejorada de este dispositivo.
Este avance podría ser muy beneficioso para las personas privadas de movimientos de las extremidades, como las que sufren esclerosis lateral amiotrófica (ELA). También podría ayudar a las personas con dislexia o trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH).
Por lo general, el movimiento suave de persecución del ojo se utiliza para rastrear objetos en movimiento. "Mientras que las personas tienen la capacidad de mover los ojos de forma exquisitamente sofisticada, normalmente es imposible controlarlos en cualquier dirección", concluye Lorenceau.